La astrología mueve millones de euros cada día, muchas personas confían en ella para tomar decisiones o para entender por qué son como son. Qué les pasa a estas personas, ¿es que no saben que ya estamos en el siglo 21?, ¿no saben que hemos pisado la luna, que tenemos satélites orbitando y que se opera a personas en todo el mundo a corazón abierto?, ¿cómo es posible tan absurda creencia?, ¿cómo es posible que la luna afecte el comportamiento humano debido a su posición con respecto al sol?
La Luna es materia inorgánica, igual que Júpiter, Saturno o Marte. Son rocas muy grandes. ¿A qué mente se le puede ocurrir que estas rocas tengan algo que ver con los eventos humanos? Lógicamente a mentes incultas que no tienen una visión de la realidad objetiva y contrastada. Se puede esperar que los seres humanos en la antigüedad, para dar explicación a ciertos fenómenos, se inventaran historias y dioses; y las estrellas errantes, es decir los planetas, fueron los mejores candidatos. Tampoco podían concebir que la tierra fuera redonda, pues de lógica las cosas se caerían incluyendo los seres vivos. Sería como decir que las cosas se afectan unas a otras por algo invisible, como pasa con las ondas hertzianas.
La astrología asegura que lo que sucede en un sitio afecta automáticamente a otro, escapando al espacio-tiempo y violando la teoría de la relatividad de Einstein, como si del entrelazamiento cuántico se tratara.
Y seguro coincidirá conmigo el lector de que es imposible que la conciencia cambie la realidad, convirtiéndola en subjetiva, como sucede con el experimento de la dualidad onda-partícula.
Efectivamente la astrología entra en la lista de fenómenos extraños como los descritos anteriormente, pero ni por asomo tan raro como la distorsión del espacio-tiempo, ni la incertidumbre de Heidelberg, ni el gato de Schrödinger. Y menos aún, del entrelazamiento cuántico.
La astrología encontrará su momento, como los cuantos o la relatividad, solo hace falta atreverse a mirar.
Albert Boada
Psico astrólogo